Gallinas ponedoras, ¿el principio del fin?

Javier López
Javier López | Veterinario
18/08/2021 | Actualizado: 02/11/2023 18/08/2021
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Gallinas ponedoras, ¿el principio del fin?
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En los últimos años estamos asistiendo a una crítica social, cada vez más extendida, que cuestiona los métodos de producción industriales, las condiciones y el bienestar animal… Y aunque según las estadísticas esta crítica no se hace visible en la compra final, donde parece que el precio sigue siendo el factor más importante a tener en cuenta (y es normal que las familias se adapten a la situación económica generalizada), para los próximos años sí parecen avecinarse novedades y cambios en el proceso de producción de las gallinas ponedoras.

Por la tecnificación y la división especializada de la producción, en las últimas décadas se han diferenciado dos tipos de aves de corral, con genomas distintos: los pollos de engorde, de la raza broiler, y las gallinas ponedoras. Por tanto, la tónica en los criaderos de gallinas ha sido descartar las crías machos, que tampoco tenían su encaje para la producción cárnica. Este proceso se conoce como culling, y confiere derechos al criador para seleccionar qué ejemplares conservar, y qué ejemplares descartar.

Ahora, la United Egg Producers, que no es sino la asociación en la que confluyen el 95 % aprox. de los productores de huevos estadounidenses, ha comunicado que para los próximos 4 años quiere acabar con el culling. Y lo hacen porque ya existen medios para averiguar, antes de que el pollito eclosione el huevo, su sexo. Es lo que se conoce como “selección in-ovo”. De esta manera, las crías macho de las gallinas ponedoras, podrán desarrollarse y ser destinadas a otros objetivos, como la producción de alimentos animales, o las investigaciones científicas.

Dos métodos de “selección in-ovo” se están disputando ser los elegidos por la United Egg Producers. Por un lado el que se conoce como el método alemán, desarrollado en las universidades de Dresde y Lepzig, en el que por una discreta abertura en la parte superior del huevo, y con una espectroscopia, se llega a conocer el sexo del embrión.

El método holandés, por su parte, extrae una pequeña cantidad de líquido, cuyos biomarcadores determinarían el sexo. Se prevé que el método que mejor se adapte a las exigencias del volumen comercial e industrial será el escogido, y que en uno o dos años podrá ser aplicado, con el consecuente fin del culling.

Lo cierto es que, sea el caso de la producción de gallinas ponedoras o cualquier otro sector, lo que nos ilusiona es que los progresos que puedan avecinarse sepan conciliar los intereses de todas las partes. Trabajar cada vez más por el mayor bienestar animal posible; por la viabilidad de las ganaderías, explotaciones y criaderos,  y por otro lado, por las necesidades y expectativas del consumidor final, en cuanto a salud, precio, y calidad.

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